¿Qué somos y a que me comparas cuando nos amamos?
porque tú eres para mí lo que los ángeles un día desearon,
porque tú eres la condena de los ángeles, por Dios desterrados.
Mujer, bellas son las manos del ser, que un día te crearon,
misteriosos ojos atrayentes, seductores, pasivos y amadores
los que en tu rostro las manos de Dios formaron.
Y cuando estás conmigo, me olvido de todo, ya no vivo
ya no respiro, cuando me deslizo en tu piel cuando toco
lo prohibido... cuando te amo y por ti soy querido,
ya no soy yo, soy un nuevo ser que ha nacido.
Porque es tu piel refugio de mi cuerpo,
porque son tus manos las que me suben al cielo
por eso te quiero, por eso te anhelo te amo y te deseo.
¿Por qué eres tu tan hermosa tan suave delicada
tan tierna tan entregada? ¿Por qué me amas
si son mis manos de piedra y tú rocío de la madrugada?
Y aun así, siendo tan divinamente formada,
me entregas todo tu amor, sin reprocharme nada.
Bendito amor y corazón que un día Dios te formo,
para que me amaras tan tiernamente aun siendo
de piedra yo, aun siendo tan insensible,
mientras tú sabes todo de mí,
yo sólo sé que contigo soy feliz.
¿Dime tú, si los ángeles un día bajaron desde el cielo
por verte, por amarte a ti? ¿Ahora dime como yo un simple
mortal, como no puedo caer en tu hermosura,
como no puedo querer desear los besos de tu boca,
que son amor deseo y ternura?
Tú y yo somos el contraste perfecto
que encaja aun siendo incorrecto,
porque no puedo vivir sin ti, ni contigo
porque no sé si contigo muero o vivo,
no sé si amarte es bendición o castigo
la verdad no me importa nada,
sólo sé que para amarte yo vivo.
Tú eres capaz de subirme al cielo
y también eres capaz de bajarme al infierno,
¡Por qué yo soy de piedra! ¡Y tú nube de un blanco cielo!
porque yo aun siendo tan duro y creyéndome impenetrable
tú te deslizas cual gota de agua, llegando al corazón
y al alma misma, donde nadie pudo entrar antes.